
Hoy fue un día caótico más para la lista de ya casi tres docenas de ellos a causa de tonterías y no tonterías que por obra y gracia de la suerte o la contraposición de placer y displacer cíclica que todos atravesamos, están haciendo que sea un año “para aprender”.
Tal vez sea poco o no, pero para mi carácter biológico es más que eso y es inevitable.
Mi neurosis, introversión y mi ciclotímica personalidad se expresan en grandes cantidades de ansiedad, retraimiento, introspección autodestructiva y sensaciones de perdida hacia el peligro. Todo esto llegó a un punto máximo hoy cuando entre luces de carros, aceleradas y frenadas del micro y pensar en lo que me depara, subió un personaje común en el día a día del transporte público. Hablo del que vende caramelos o algún otro tipo de comestible manufacturado de dudosa procedencia que te viene a ofrecer discursos de ayuda y plegaria uno más creativo que el otro. Pero hoy fue especial, subió un tipo mucho más sensato que el resto, posiblemente cansado de dar pena o compasión y ofrecer algo más a la vida de las personas además de caramelos. Desatento, empecé a escuchar que no era el tipo de recital común en estos personajes, este era más pausado y reflexivo. Cuando escuche las primeras frases saqué papel y lápiz y logre apuntar un poco de su filosofía de bolsillo:
La vida señores es un mercado, se vende y se compran ilusiones, conveniencias intereses y conciencias. La verdadera amistad señores, no existe, la buena y pura voluntad es mera imaginación. (…) Como seres vivientes estamos siempre buscando sobrevivir, y cuando las condiciones cambian, las amistades se aflojan. Estamos inmersos en el laberinto de la vida donde domina la maldad y la mala voluntad.
No se puede saber si será cierto o no que lo que pensó fue por diferenciarse o porque en verdad piensa y sabe lo que dice. Comparto lo de la mala voluntad, pero que la pura amistad no existe, tampoco no es muy cierto. En fin, espero aparezcan más personajes con filosofía de bolsillo para que el día a día en el transporte público nos brinde más que caras largas. Éxitos.
Tal vez sea poco o no, pero para mi carácter biológico es más que eso y es inevitable.
Mi neurosis, introversión y mi ciclotímica personalidad se expresan en grandes cantidades de ansiedad, retraimiento, introspección autodestructiva y sensaciones de perdida hacia el peligro. Todo esto llegó a un punto máximo hoy cuando entre luces de carros, aceleradas y frenadas del micro y pensar en lo que me depara, subió un personaje común en el día a día del transporte público. Hablo del que vende caramelos o algún otro tipo de comestible manufacturado de dudosa procedencia que te viene a ofrecer discursos de ayuda y plegaria uno más creativo que el otro. Pero hoy fue especial, subió un tipo mucho más sensato que el resto, posiblemente cansado de dar pena o compasión y ofrecer algo más a la vida de las personas además de caramelos. Desatento, empecé a escuchar que no era el tipo de recital común en estos personajes, este era más pausado y reflexivo. Cuando escuche las primeras frases saqué papel y lápiz y logre apuntar un poco de su filosofía de bolsillo:
La vida señores es un mercado, se vende y se compran ilusiones, conveniencias intereses y conciencias. La verdadera amistad señores, no existe, la buena y pura voluntad es mera imaginación. (…) Como seres vivientes estamos siempre buscando sobrevivir, y cuando las condiciones cambian, las amistades se aflojan. Estamos inmersos en el laberinto de la vida donde domina la maldad y la mala voluntad.
No se puede saber si será cierto o no que lo que pensó fue por diferenciarse o porque en verdad piensa y sabe lo que dice. Comparto lo de la mala voluntad, pero que la pura amistad no existe, tampoco no es muy cierto. En fin, espero aparezcan más personajes con filosofía de bolsillo para que el día a día en el transporte público nos brinde más que caras largas. Éxitos.


