
Es sorprendente, y hasta chistoso porque yo tambien caigo en ese plan, que las personas pasen toda la vida entre inmuebles y bienes materials, la coleccion parece haberse convertido en la carrera desde que arrancó la revolución industrial, y hoy en mayor medida. Tengo un problema con eso, y se ve reflejado en la forma en que descuido los objetos materiales, no me gustaria ocupar todo mi tiempo o mi memopria acordandome donde los guardo o donde los dejo, o si le falta mantenimiento y demás. Suena irresponsible, pero puedo decir que tengo otras prioridades y la palabra “responsable” no puede sumergirse tambien en la buena acumulacion de bienes y objetos. Siempre tratar de limpiarlos, mantenerlos y lo peor de todo, ponerlos en orden.
Puede haber una respuesta de transfondo: los bienes cubren muchos vacios que el sistema no puede llenar en las personas. Ese “sentimiento oceanico”, según Freud, que siente un bebe cuando le dan su mamadera luego de estar sufriendo por esa necesidad vital es lo que mantiene que las personas se vean incansables en el consumo de objetos, muchos innecesarios y otros muy útiles, pero al fin y al cabo: esclavisantes. Toda adquisicion es una responsabilidad, y por ello una servidumbre. De ahí que ciertas tribus recolectoras de Australia hayan decidido no poseer nada, lo qué, paradojicamente, no es signo de pobreza, sino de riqueza, eso les permite la movilidad, el maravilloso poder de equivocarse, tranquilidad, y lo que no tiene precio: libertad.
Exitos.
Puede haber una respuesta de transfondo: los bienes cubren muchos vacios que el sistema no puede llenar en las personas. Ese “sentimiento oceanico”, según Freud, que siente un bebe cuando le dan su mamadera luego de estar sufriendo por esa necesidad vital es lo que mantiene que las personas se vean incansables en el consumo de objetos, muchos innecesarios y otros muy útiles, pero al fin y al cabo: esclavisantes. Toda adquisicion es una responsabilidad, y por ello una servidumbre. De ahí que ciertas tribus recolectoras de Australia hayan decidido no poseer nada, lo qué, paradojicamente, no es signo de pobreza, sino de riqueza, eso les permite la movilidad, el maravilloso poder de equivocarse, tranquilidad, y lo que no tiene precio: libertad.
Exitos.

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