domingo, 2 de septiembre de 2007

Mi problema con los celulares

Todos los cinco gatos que puedan leer este blog saben mi biológica y circunstancial "falla" en el cuidado de los celulares. Esta “distinta” atención de la realidad me juega muchas veces perdidas económicas, que en lo personal es nada, claro está hasta que repercute en el esfuerzo de otros, y su manera de percibir la realidad. ¡Odio los celulares!. Y eso no responde necesariamente a el problema ya antes mencionado. Es algo biológico, lo cual va a ser una constante en este manifiesto. Los odio porque, por donde vea, hay un cojudo hablando con -o mirando por la pantalla de este maldito aparato. Suenan en el micro, en el cine, en la calle y en el bar. Los odio porque suenan en mi casa, cuando es una llamada para mi madre o mi hermano y esperan hasta el ultimo para contestar. Suenan, suenan y suenan. ¡Y ahora suenan con canciones y voces estúpidas!, a pesar de que causan risa siguen siendo igual de molestos. Los odio porque son invasivos, chiquitos e indetectables y pueden sonar en cualquier momento. Los odio porque siempre hay gente que se los olvida prendidos en momentos que deberían estar apagados, y suenan. Los odio porque muchos, más que como una herramienta de comunicación, que es básicamente una necesidad y en lo personal también tuve que hacerlo, lo usan para ostentar un status social que vaya uno a saber si tienen, y que si lo tienen, a mi que me importa, el celular no lo hace a uno. Los odio porque desde que vienen con pantalla y cámara todos los imbéciles ven la realidad en 8 x 5, como si fuera nueva o mejor a la que teníamos antes. Además de olvidar que la función fotográfica la cumple un aparato en especial, que lo hace muy bien y no lo saben apreciar, y el celular esta lejos de ser arte fotográfico. Los odio porque más que servirte de una ayuda, son un intermediador más que te amarra al mundo consumista y de felicidad medible con deseo y dinero. Como diría Cortazar, y una adaptación burda del “reloj”: el celular no es el regalado, tu eres el regalado para la fiesta del celular, serás su esclavo para que perjudique tu vida contemplativa y el catarsis de analizar la realidad autosuficientemente. Disfruto tanto de mi soledad, que la idea de estar accesible donde vaya, cuando sea que vaya me pone paranoico. Los celulares más que libertad, te atan al capricho de todos los que tengan tu número, que en lo personal ya nadie tiene mi numero por el hecho de que se me pierden seguidamente. Me jode mucho que la conversación que estoy manteniendo con la persona que tenga enfrente se vea interrumpida porque le suena el celular. Son invasivos, pero siendo más sensato, son las mismas personas las invasivas. Podría decir que muchos sufren de móvildependencia. Y esta no es por el hecho de no estar comunicados, es casi una droga. Simplemente, por todos los “beneficios” que les da, es casi vital tenerlo en la mesa de noche. Ni se preguntan porque ni como, solo lo usan y es placentero. Es casi un fetiche. Además que genera estrés, sudor y ansiedad cuando se pierde o no está cerca.
No entiendo como pueden seguir mandando tantos mensajes de texto cuando es mucho más enriquecedor hablar frente a frente, confrontando la realidad. Investigando sobre efectos de la móvildependencia y el reciente concepto de los “tecnosexuales” recuerdo que encontré un texto que espero los aterrice un poco. Aquel artículo hablaba de como el humano, al tener todas las respuestas en la palma de su mano y con sólo discar un par de números, podría dejar de pensar críticamente y así afectar su capacidad para resolver problemas. No hay dudas que la superación viene del conflicto. Pero, con un celular en la mano, hasta las tareas más simples podrían ser superadas sin pensar. Sólo habría que llamar a alguien idóneo para la tarea a realizar, ¡y listo! Al escaparle al conflicto, al no enfrentar los problemas, el ser humano, poco a poco, podría perder su capacidad analítica. Se estupidizaría.
Las llamadas, los mensajes, incluso nuevas formas de aparatos que por decisión propia dejaron de interesarme, tienen códigos propios, no buenos ni malos pero propios. Es todo un mundo que te aleja de la realidad misma.
Llevo casi ocho celulares en mi lista, siendo la mayoría dejados en un taxi, uno con el tiempo record de dos dias de comprado, y me siento mal por el hecho del esfuerzo de mis padres por poder ubicarme con ese maldito aparato y mi poca disposición a superar este problema, no por el aparato mismo. Tengo, por eleccion propia, el peor celular del mundo, con el hecho de evitar acercamientos de celuparanoicos y robos repentinos para evitar el cambio de numero y todo el tramite. En fin, soy de los que creen que hay que sacarle el mayor provecho posible a cada circunstancia. Y cuando el mundo es un rebaño, lo único que buscan es un pastor, y lo que yo creo es que si todos fueran especiales, nadie sería ese pastor. Individualícense. Éxitos.

2 comentarios:

JORGEM dijo...

En parte tienes razon, pero en parte significa asumir q hay otra parte, esa la estas obviando un poco, tiene ventajas tb. Slds

Anónimo dijo...

Hay una discusión similar por el internet mi querido felix! Todo depende del uso que quieras darle. O por ultimo la PC!