
Me levanto, veo que son las siete y media, hora prudente para el higiene personal, ponerme lo que uso todos los dias y llegar utopicamente a las nueve de la mañana a la agencia.
Camino por el malecon balta y escucho que canta un anciano sentado en una de las banquitas, tal vez ebrio, no lo creo, drogado, puede ser, o simplemente la melancolia de que no ha conseguido lo que deseó años atras, espera la muerte impacientemente lo cual hace que el tiempo se pase cada vez mas lento y su voz tenga esa lentitud y nostalgia que solo se reconoce de personas que toda su vida se la pasaron trabajando, y sin que eso les sonría, desaprovecharon su vida.
Pude ver como habria sido Ivan Cruz cantando de cantina en cantida, con miles de copas de mas y queriendo vivir el pasado.
Es así, sin canto o con canto, como llega una edad en la que nostalgicamente uno solo espera su turno. Uno decide, como ir al banco, sacar su ticket y esperar, no querer vivir más lo que hay fuera. Estoy casi seguro que si la eutanasia no fuese un delito, se practicaría de la manera mas fatalitica y deprimente.
No obstante, hay otro que mas concurrente a uno de los jardines, se encarga sacar las espinas a los tallos de las flores, agruparlas y seguramente ganarse la vida regalando belleza. Este, más que depresivo es un nostalgico encantado por los placeres pequeños que le van llenando el poco de alma que lo acompaña a la muerte: amable, mirada profunda como la de un caballo y solo para evitar el malestar de alguien. Lamentablemente no todos podemos llegar a su decadencia, si no tenemos la sensibilidad de disfrutar de esas cosas pequeñas, e ir sacandole las espinas al tallo del alma que se formo por el paso en nuestra vida.
Solo queda esperar, recordar y aferrarse a la insertidumbre. Exitos.

1 comentario:
jamas llegas a las 9 pajero
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