
Hay cosas que van a pasar y que no se nos está permitido saber para hacer mucho mas placenteros los momentos. No creo en el destino como linea establecida, pero en el caso de su existencia, reflexiono sobre lo oculto de las situaciones que están prontas. Es un gran placer no saber lo que depara un martes normal, cuando recibes una llamada inesperada con un plan esperable. Pero el hecho de no haber estado rondando con anticipación la noche que se avecina, y no haber creado una imagen futura del ideal de esa noche. Simplemente, con el apuro de un plan inesperado, te dejas llevar, y sales a divertirte mucho más de lo que pudo haber sido un jueves planeado desde el lunes. Con todas esas ideas detrás de la expectativa de lo planeado, las noches no suelen terminar como uno las espera. ¿Pero si no tenemos que esperar nada? Con el apuro y la conmoción de el plan rápidamente formado, no te da tiempo a especulaciones futuras, simplemente lo vives, y lo que venga, lo haces divertido sin prejuicio alguno.
Que viva lo inesperado y esporádico, que te mantienen de recuerdos regalados y no construidos por la tradicional planificación. Lo bizarra que puede tornarse una noche. Las conversaciones que no están dentro del parámetro tradicional de las acciones propias.
El movimiento de un ser humano apasionado es constantemente acelerado por sus actos impulsivos. Es un modelo, que algunos los aturde y desordena. Es el caos, la mente libre, como procrastinación, con las zapatillas siempre listas para andar.
Suerte.

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