
Ya se acaba. La rutinaria vida, la excusa de que aún estudio, ese cumulo de cosas que uno no quiere hacer, la época de formación tradicional, los huecos, el hueveo y avanzar a ritmo universitario.
Si todo sale bien, se acaba el relajo, empieza la lucha. Lucharla donde me encuentre, sabiendo que puedo hacerlo siempre mejor.
No mas salones de clase y más calle. No mas a las grandes agrupaciones de personas día a día en un mismo lugar. Y la constante búsqueda de aprendizaje en todos lados y de cada situación.
Este final se lleva consigo el sedentarismo y los frenos. Salir a un ritmo natural de avances y pausas que permitan lograr la armonía futura con el poder de crear y producir.
Se acaba la universidad.
Suerte.

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