viernes, 17 de agosto de 2007

La vida en estaciones

Primavera, verano, otoño, invierno y primavera otra vez.
A primera impresión, esta película tiene un acabado fotográfico y artístico más que admirable. Con muy poco dialogo Kim Ki-duk nos muestra estas contrapartes en toda etapa de la vida que a su parecer llega a ser cíclica, y que de esos ciclos es como uno se hace más sabio. Moldeado a través de un fatalismo que enseña todos los inútiles intentos del hombre por encontrar la felicidad y superar su lado más animal. Filosofía pura, muy existencialista que termina en suicidio - no les estoy malogrando el final porque no es una narración de desenlace, es narración pura -, y que nos muestra valores dignos de seguir para una visión de vida bastante equilibrada.
Las estaciones, y la ambientación asiática están cargadas de mucho simbolismo. La decisión del protagonista de llevar una vida “fuera del sistema” que le permita encontrar paz interior, pero se da cuenta que la fatalidad de la vida y las contraposiciones que se dan cíclicamente como: tierra o cielo, amor a muerte, o placer a castigo; hacen de la exitencia un infierno que tiene que saber balancearlo. Estas confrontaciones internas no requieren de mucho dialogo, y con la inocencia de cuando niño tienden a ser igual de conflictivas que de adulto. Las expresiones y una actuación casi gestual, hacen densa la película, sin contar la lentitud de las tomas, la pasividad y el entorno. Claro que no hay nada de malo cuando esto ayuda a que las sensaciones y la interpretación que emane mejoran la calidad y el trasfondo de la película. Es buena para el alma y para la vista. No muy fácil de digerir, y más cuando la tradición del cine oriental se aprecia en clave simbólica y una imprescindible belleza visual. Así que atragántense con ella para los que aun no la ven. Éxitos


No hay comentarios: